34.- SANTIAGO – SAN SEBASTIÁN-DONOSTIA
34.- SANTIAGO – SAN SEBASTIÁN-DONOSTIA

34.- SANTIAGO – SAN SEBASTIÁN-DONOSTIA

LA CALABAZA Y LA CONCHA DECORAN LA PARED DE MI CUARTO A LA ESPERA DEL PRÓXIMO CAMINO.

¡Y esto se acaba! Por carretera no  llegan a 700 km  pero yo calculo que habré caminado más de 800 kilómetros. Si todas las etapas tienen su momento de reflexión, ahora toca 11 horas de tren donde poder analizar todo lo visto, sentido y disfrutado. Vuelvo siempre contenta porque el reto ha sido conseguido, porque he disfrutado, porque he estado comunicada con mi familia y amigas, porque me encanta la naturaleza, porque me he acercado a la vida de las gentes sencillas de pueblos pequeños, porque las amigas con las que voy están encantadas, y porque no me encuentro cansada. He pasado pequeñas penurias como fuertes alergias al polen de los chopos y en alguna ocasión he tenido que ir a un hospital a que me trataran una infección de orina y en otra ocasión por un golpe de calor. Menos mal que iba con dos amigas (médica y enfermera) que me llevaron a un centro de salud con urgencia. Otra vez tuve un dolor muy intenso  en el dedo gordo del pie que me obligó a pedir ayuda. He sufrido sobrecarga de piernas fácilmente solucionable con un buen fisioterapeuta. Y una vez me caí haciéndome un buen hematoma con fuerte inflamación en la rodilla con herida incluida. Es la única vez que tuve que dejar una etapa y media, y acercarme en taxi a mi destino, casi llorando.

Madrugo mucho, estiro los gemelos, desayuno fuerte y salgo feliz. Me despido de los pueblos pero mi retina los conserva. Me protejo del sol con guantes, gorro de explorador y pantalón largo. Bebo mucha agua, descanso cada dos horas y media, y no tengo hora de llegada. Bueno, para las dieciséis veces que llevo hecho el CAMINO,  no está mal. 

En mi cumpleaños – 70 años-  toda mi familia se acercó a la etapa que iba a hacer ese día  e hicieron varios km conmigo. Comimos juntos, visitaron mi alojamiento y pasamos un buen día. Creo que ya tienen el gusanillo dentro. ¡Ojalá!   En ocasiones algunos nietos me reciben en la estación. Les traigo pulseritas de SANTIAGO para que vayan aficionándose y en cuanto crezcan me acompañen. Irati ya lo ha hecho con diez años en dos etapas. Ahora me piden el queso cremoso especialidad gallega y tarta de Santiago. Los amigos de mi grupo de montaña KUTRAIA también se acercan y caminan conmigo un par de días..  Y ya tengo decorada mi habitación con un óleo que me ha pintado una amiga de una foto que le envié,  y también cuelgan de la pared la concha y la  calabaza…

LA ANSIADA COMPOSTELA